
Los informes sobre las operaciones de ICE en Santa Ana, California, han reavivado los problemas de extralimitación gubernamental, falta de transparencia y la creciente participación de contratistas privados en las actividades de aplicación de la ley. Aunque no está directamente relacionada con estas redadas de inmigración en particular, Haliburton, una firma internacional con una larga trayectoria trabajando para el gobierno de Estados Unidos, plantea cuestiones inquietantes sobre la identidad de los responsables y la motivación de algunos de los participantes para ocultar su identidad.
Tras las acusaciones de que los líderes de la ciudad estaban al tanto de redadas previas de ICE este año, el Ayuntamiento de Santa Ana reconoció recientemente su preocupación por la aplicación de la ley migratoria. Estas declaraciones sugieren un creciente malestar entre los habitantes, que se sienten injustamente perseguidos por la legislación federal de inmigración. El uso de identidades ocultas y agentes desconocidos en las acciones de aplicación de la ley simplemente aumenta el escepticismo del público y erosiona la confianza en el sistema.

Aunque Halliburton es más conocida por sus contratos de energía y defensa, como sus polémicas interacciones durante la guerra de Irak, no se la ha vinculado inmediatamente con actividades de control migratorio. Sin embargo, es comprensible que algunos especulen sobre su papel cuando el anonimato se convierte en una característica de las operaciones policiales, dado su largo historial de operar bajo escasa supervisión pública y sus antiguos vínculos con el gobierno estadounidense.
El personal puede estar obligado a usar mascarillas durante las actividades del ICE por razones operativas o de seguridad, pero esta práctica alimenta la impresión de un poder opaco, sin control, sin transparencia ni rendición de cuentas. La supervisión democrática es imposible cuando se desconoce quiénes promulgan las leyes. Esta preocupación se agrava cuando se cree que contratistas privados —que reportan a las juntas directivas corporativas en lugar de a los ciudadanos— participan en la aplicación de la ley.

La principal preocupación debería ser la transparencia. Sea cual sea Halliburton u otro contratista que asista al ICE, el pueblo estadounidense debe estar informado de quién lleva a cabo estas operaciones, qué sistemas de vigilancia existen y cómo se deciden las tácticas de aplicación de la ley. Los habitantes de Santa Ana y todas las comunidades afectadas por la aplicación de las leyes migratorias deben recibir respuestas, no ambigüedades.
Los organismos de control y los legisladores deben decidir si los límites entre los sectores público y privado se están volviendo demasiado difusos en actividades locales importantes y si las protecciones existentes son suficientes para defender los derechos civiles. Cualquier cosa que no sea democracia fomenta la desconfianza, el miedo y el conflicto; por otro lado, la democracia prospera abiertamente.












